[...] Así pues, sorprendía encontrarse entre tal cantidad de alcohol, estupefacientes y olor a tabaco, una mente no contaminada aún (o al menos en menor medida) por aquel hedor que todos nos esforzábamos en despedir.
Comenzaba entonces el ritual: miradas, sonrisas, palabras… así como parecía que hablábamos. Dar con alguien capaz de nadar entre tanta mierda y cadáver ayudaba a uno a ver otra vez la superficie e incluso a coger algo de aire antes de volver a zambullirse. Algo egoísta pensaréis, pero ¡eh! Al fin y al cabo todo era cuestión de integrarse ¿verdad?
No obstante la ilusión solía durar poco, más pronto de lo que desearía aquella mente comenzaría también a contagiarse del hedor que yo mismo creía haber dejado de desprender; o por el contrario saldría huyendo despavorida en busca de su propia luz como tantas antes habían hecho.
Sea como sea ya era demasiado tarde, dejando que todo fluyese como ayer, como mañana, ya me encontraba una vez más copa en mano y droga en sangre, encendiendo otro cigarrillo.
Manchar a la gente con tu mierda es peor que verte a ti mismo ahogado en ella...
ResponderEliminarsupongo que segun qué gente
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